miércoles, 29 de mayo de 2013

Lo que pienso del fútbol.

"Estoy convencido de que la afición de una persona a un equipo determinado dice mucho de sí misma"
(Lo dice mi amigo @Vicent1c0 aquí mismo).

Me satura muchísimo escuchar siempre la cantinela de que los aficionados al fútbol somos borregos anestesiados sin ningún tipo de conciencia social. Además de ser un tópico manido en exceso es una descomunal mentira y ejemplos no me faltan: la grada de Bukaneros es uno de los mayores ejemplos de compromiso y lucha social que conozco, pero si pensáis que la grada de la ADRV es un ejemplo aislado podéis acercaros a la tercera división (sí, curiosamente, existe vida más allá de la Liga BBVA) para ver al UC Ceares y sus jornadas culturales o leer. Sí, leer, hay literatura sobre el fútbol que realmente merece la pena más allá de las memeces que escriben los mismos juntaletras de As, Sport o Marca. Por ejemplo 'Fiebre en las gradas' ('Fever Pitch', Nick Hornby. 1993) o 'Futbolistas de izquierdas' (Id. Quique Peinado. 2013).

Es obvio que las millonadas que mueve el fútbol con la que está cayendo  -y cuando no caía- resultan ofensivas y parecen directamente incompatibles con defender ideas anticapitalista, pero lo cortés no quita lo valiente. Además me parece un argumento tan estúpido como no ir al cine por el dineral que cuesta grabar una película. Que el fútbol se haya mercantilizado hasta estos niveles es, en parte, culpa de los aficionados que lo hemos permitido. Básicamente nos han robado un entretenimiento que era del pueblo y se jugaba para el pueblo y lo han convertido en una cuestión de Estado. Y ahí sí hay una ingente masa de ¿personas? cuya máxima preocupación vital es que Mourinho se vaya a seguir ganando dinero lejos de Chamartín sin importarle que sus hijos no vayan a tener una educación pública de calidad. ¿Todos los aficionados al fútbol somos de esta calaña? No, por supuesto que no.

Decía que nos han robado el fútbol y a eso quiero volver. No hablo ya del precio de las entradas para ver un partido de Primera División (pregunten en Getafe al respecto), ni de que las camisetas de tu equipo cuesten un riñón. Hablo de que lo han sobredimensionado todo para alejarlo de los pobres mortales. Los aficionados cada vez pintamos menos en nuestros respectivos clubes, nos han convertido en meros consumidores, en clientes tontos que nunca tienen la razón. Paga tu abono, paga tu entrada, ven al campo y no molestes mucho. Damos la vida domingo a domingo por nuestro equipo, pagamos los viajes de nuestros bolsillos, nos vamos a la otra parte del mundo a animar si es necesario, llevamos un escudo en el corazón y lo paseamos con orgullo por todo el mundo, pero no le importamos absolutamente a nadie. Y, además, somos unos apestados sociales absolutamente incomprendidos. Pero nos da igual.
El corazón tiene razones que la razón no entiende. Ser de verdad de un equipo es una forma de pasión que todos esos que nos miran por encima del hombro no van a poder entender porque no existe comparación posible. Cuando el balón besa la red se alcanza un éxtasis difícilmente descriptible. El corazón bombea más y más fuerte que en una situación normal, eso seguro.

Lo que para mí significa el fútbol. Aquel gol de Miranda.
No es la primera vez que en un mal momento anímico aparece el Atleti y me rescata (sí, soy del Atleti y muy de izquierdas, son dos defectos como cualquier otro). Así, sin esforzarme demasiado, me acuerdo de la remontada al Schalke 04 en la previa de Champions o el partido contra el Sevilla en casa de esta misma temporada. Y la final de Copa.
Nací en 1985 y pertenezco a una generación que ha crecido a la sombra del 'pupas'. Yo he visto a un Atleti que nada tenía que ver con aquel equipo glorioso que se paseaba por los campos de toda Europa entre los 60 y los 80. Salvo el Doblete de la 95/96, he visto al Atleti hacer muy pocas cosas gloriosas. ¡He visto a mi equipo perder una final de la Intertoto en casa, cojones! Y no hablemos de los dos años en Segunda División. Así que imagínense... Era jodido ir a clase y ver como tus compañeros celebraban Champions mientras tú hacías cuentas para ver si descendías, sabiendo en lo más profundo de tu corazón que hay algo que no funciona, que no puedes integrarte con ellos porque defienden algo que no... Que no. Y así pasaron catorce años sin ganar al eterno rival, penando,insatisfecho  y viendo que no te iba a tocar nunca sentir la gloria. Pero es que marcó Miranda y...
Creo que pocas veces en mi vida he tenido una mezcla de sensaciones tan extraña. Solté toda la rabia que llevaba dentro, me tumbé en el suelo, lloré, grité, me alegré, me acojoné ante la opción de que nos empatasen el partido, me volví a alegrar, se me paró el corazón el tiempo suficiente como para asustarme, pensé en dejar de fumar, me alegré otra vez, volví a llorar, me acordé de mi abuelo, grité aún más fuerte, pensé en mi sobrina, y vinieron a mi mente las caras de todos esos madridistas que me han estado tocando los cojones durante estos años. Y todo esto en un plazo de no más de quince segundos.
Y entonces todo pareció ser diferente. Creo que, anímicamente, fue un bofetón (sigo diciendo que, después del nacimiento de mi sobrina, este ha sido el día más feliz de mi vida) descomunal que me catapultó hacia lo más alto. Desde ese día me siento capaz de absolutamente todo y sé que es completamente estúpido, sé que en la vida he conseguido un montón de cosas por mí mismo que nada han tenido que ver con el Atleti, sé que es ajeno a mí, que a nadie de ese club le importo, sé que es una soplapollez suprema. Pero es inevitable. Estoy convencido de que este año todo va a ir bien porque el Atleti ha roto con todo lo establecido y ha dado un puñetazo en la mesa. Y por eso me gusta tanto el fútbol.

¿Es negativo sentir esta clase de cosas? Parece ser que sí. A la mayoría de mis amigos no les gusta el fútbol y casi todos me miraban raro cuando me pasé los tres días siguientes alternando camisetas rojiblancas. "Pero tú que eres tan rojazo ¿cómo puedes ser del Atleti?" me decían. Qué carajo voy a responderles... Es por estas cosas por las que me gusta el fútbol.
Esto es lo que pienso del fútbol. Y más o menos en esta línea va a ir este blog. Sean bienvenidos a este circo de lo absurdo*.









(Esta entrada se ha escrito escuchando esta ristra de canciones... Fernando Madina, vocalista de Reincidentes, es otro declarado seguidor del Atleti)

*Esto lo cantaban los Barricada en Sean Bienvenidos.